"Sólo a través del amanecer de la belleza puedes penetrar en la tierra del conocimiento".F. Schiller
Paseando por el bosque cercano a mi casa por la mañana, antes de iniciar la formación que imparto de Prácticas Restaurativas en Centros de menores, llena de asombro ante la explosión de belleza de la Naturaleza en primavera, observaba especialmente a los árboles; no solo sus troncos infinitos, sus copas susurrantes o sus ramas que se abrazan, sino que reparé en sus raíces, eternas, no visibles y en su entramado invisible bajo mis pies.
De golpe, tras esta observación, sentí vibrar bajo la tierra que me sustentaba, una red de conexiones entre los árboles, imitando las redes sociales del ser humano, cómo si se relacionaran/comunicaran entre ellos, como si fueran una comunidad, existiendo una fuerza en la sinergia entre sus interacciones y que reside escondida en sus raíces, “invisibles” para el ojo humano.
¿Cómo transmitir el sentimiento de sentirnos colectivo? ¿Cómo transmitir la vivencia de las Prácticas Restaurativas en esa invisible red de relaciones que somos como ser humano? estas preguntas invadían mi pensar mientras paseaba y observaba las "raíces invisibles" de los árboles, viniéndome el momento "ajá" de esta hermosa analogía; las raíces invisibles y las relaciones humanas. siendo lo importante la relación, crear comunidad en el sentido de: construir, mantener (enfoque proactivo de las PR) y restaurar relaciones cuando se produce un conflicto (enfoque reactivo), como un continuo proceso individual y colectivo para crear vínculos entre las personas.
Necesitamos pues, construir un sentimiento de comunidad, fortaleciendo las relaciones entre los miembros y asumiendo cada uno nuestra responsabilidad para velar por el bienestar de todos y así crear las condiciones para disfrutar de una comunidad más sana, más amable, más bien avenida.
Cuando esa red de relaciones, COMUNIDAD, se encuentra bien establecida, es más fácil responder de manera efectiva a los actos indebidos o conflictos y restaurar el orden social, así como generar un entorno organizacional saludable y positivo.
Por encima de todo la filosofía restauradora es un recordatorio constante del hecho de que todos nosotros, estamos irremediablemente, interconectados y que como decía el Principito de Saint-Exupéry, “Lo esencial es invisible a los ojos”.
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